Podría dormir, pero la chica ha decidido que es momento de escribir, el misterio de la noche le es peculiar, le es familiar y muy original, al fin y al cabo se siente bien. Cabe aclarar que no hace falta una presentación de ella, pues su comportamiento puede ser un tanto común en ocasiones, un tanto alegre las más de las veces y muy ella después de todo.
Es noche, su noche, su momento y su tiempo, tal vez el momento que más le agrada del día, pues es tan cómodo, tan sincero, tan hecho para ella, que sin duda es claro que la noche ya es de ella.
Agarra papel y pluma y primero empieza a hacer garabatos como cuando no gustas de tomar apuntes, así comienza su noche… “a garabatos”.
Gusta de las narraciones con café, pero ahora sólo goza de su café, gusta de música y de letras, ahora la música vuela en su cabeza pero no las letras, está confundida. Piensa la chica en un chico, pero también piensa en no pensarlo, el reloj detrás de una cortina suena: tic tac tic tac, pero es algo casi imperceptible si no fuera porque ha logrado concentrarse en ella, y en su noche.
¿Planes? No, no tiene planes para esta noche y se ve en su cara de tranquilidad, en sus manos con el lápiz aún y en la hoja con rayones que dejó, tiene tiempo. Sonidos vienen y van de su mente, palabras recurren a su lápiz pero ella se niega a escribirlas, no puede, algo le pasa.
La chica está triste, extraña al chico, pero la chica también está feliz, porque ese chico ya no está con ella, ha logrado alejarse de él, pero entonces el teléfono ha sonado una, dos, tres veces y nadie contesta, rápido corre al pasillo por el teléfono a pesar de que sus zapatos no estaban en sus pies pero ha identificado el número de teléfono que está llamando: es del chico.
Sus piernas están temblando y ella recuerda que es el chico el que hacía temblar sus piernas así, el teléfono vuelve a sonar pero sus manos no responden, mucho menos su boca para decir “Hola”, rápido, toma el teléfono y regresa a su habitación, jamás contestó y ahora solo ve el teléfono, no hay mucho qué hacer.
¿Qué buscaba el chico de ella? No lo sé, no lo sabe, no lo sabemos, sólo sabemos que la buscaba y ella no estaba disponible, era una ausencia de ella misma en el momento en que pensó en él, en el momento en que el teléfono sonó y ella no contestó, no es culpable de nada, sólo de ser una pequeña mortal confundida, de ello si es culpable.
¡Vamos! Toma el teléfono chica, llámale, lo extrañas y es obvio… “lo sentimos, el número que usted marcó se encuentra ocupado o fuera del área de servicio” Me temo que él está hablando con alguien más o no ha gustado ahora de contestarte como tú lo has hecho.
La chica piensa, no se distingue en que piensa, su rostro está vacío, está sin ella pero ahí...
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